sábado, 18 de junio de 2011

Es la vecindad del chavo

PRÓLOGO

Primero, lo primero. Hoy escribo para que me tomen para el cachetazo. Nobleza  obliga, el estómago no me dio y salí corriendo. Podría dar un montón de explicaciones: qué la tolerancia, qué me conozco y no me iba aguantar sin hacer nada, qué mejor dar un ejemplo de democracia, qué otras fuerzas políticas, qué, qué, qué. Pero les voy a hacer totalmente honesta: No me gusta sentir nauseas. Así de simple. Y entonces directamente no estuve en casa.

A los recién llegados les cuento: Ayer me inauguraron (porque lo siento así, me lo inauguró en la cara, me meo el árbol como un perro) un local del PRO pared mediante con mi casa. No tengo que justificarme pero quiero que se comprenda: Detesto a muchos políticos, con muchos no coincido, a muchos ni siquiera los respeto. Hay otros a los que admiro, adoro, siento simpatía. Macri no es ninguno de ellos. Tal vez, porque ni le da para político.

Es más fuerte que yo. Por caso, a sincericidio de partes, el día que Macri asumió como presidente de Boca, me hice instantáneamente de San Lorenzo (¡Gracias Mauri!). Era chica  y, aunque ya sabía perfectamente qué significaba  este tipo, creo que fue, más que nada, un acto reflejo.

El hombre en cuestión, me representa lo peor, ya no de esta sociedad, sino de todas las sociedades. Ideas de mala gente, no de derecha, sino de mala gente. Y encima no puede enlazar dos palabras fuera de libreto. Me hace mal, decididamente.

SI MACRI ES MI VECINO

El jueves mi portera me pasó, por debajo de la puerta, la invitación de los muchachos de amarillo. Estaba editorializada y remarcaba una frase con un círculo en birome. Creo que me leyó la mente.

 “Vecinos comprometidos en seguir mejorando, y como cada uno de nosotros, militantes del cambio que ya llegó”. Birome. Círculo. Gran acierto. La síntesis de la Argentina de hoy.

Creo que el único motor transformador del PRO es esa palabrita: “vecino”. No digo una transformación positiva, sino una lisa y llana demostración de principios.

Hubo un momento en que pasamos de ser “conciudadanos” que querían la autonomía de su ciudad, buscaban más derechos, más responsabilidades, a ser básicamente “vecinos”.  Y un conciudadano y un vecino no son lo mismo.

Un vecino se define mediante el reconocimiento del otro. Pero, ¿para qué considero al otro?, ¿para qué soy en razón del otro?. Vecino, simplemente, significa que vivimos cerca. El vecino paga sus impuestos (y hasta ahí llegó su participación). No implica ninguna búsqueda del bien en conjunto, ni derechos que conlleven sus respectivas obligaciones, ni capacidad para organizarse y luchar. Ser vecino y no conciudadano es la diferencia entre el marketing empresarial y la política: ser pensados como un nicho y no como sociedad.

Esta desnaturalización de la política es una trampa mortal. Tiré la almohada contra la tele cuando escuché a Filmus decir “los vecinos de la ciudad”. Por suerte, es un tipo inteligente e inmediatamente se dio cuenta. Si a alguien como él se le metió la palabra en el discurso, es que el discurso PRO se metió y corroe lo mejor de nosotros.
Hay determinados sectores de pacotilla a los que este cambio de términos les cupo perfecto. Macri y De Narváez se dirigen al mismo nicho, no hay dudas. No puedo olvidarme de la campaña del pelirrojo: “Hay alguien nuevo en la política. Vos”. Debe haber durado una semana. Error del publicista. Mucho compromiso. Se ve que no pegó.

Pero volvamos a mi portera. Ahí me redondeó la frase y me resumió ocho años de historia argentina. De puja de ideas. Los dos lados que, según los moderados, no existen.  “Vecino” y  “militante” en una misma frase. ¡Y en una misma frase del PRO!. ¡Qué oxímoron, dios mío!. Pero que triunfo.

Todo discurso se retroalimenta con hechos. Seguimos dando lucha contra ser vecinos. Sabemos qué significa y sabemos que, lo que queremos ser, es ciudadanos. Y un poquito de bronca sentí. Que después de bastardear a la política por todos sus costados usaran la palabra “militante” para autodenominarse,  no puedo decir que, en principio, no me dolió. Sin embargo, casi al mismo tiempo, sentí un poco de placer: Algo más cambió en Argentina. Hay otros ideales. Y las cosas caen por su propio peso: En política se milita, señores. Se apoya un proyecto. Se construye un proyecto. Se arriesga por un proyecto.

Sí. Militante. Como antes de los noventa; una buena palabra.

Pedazo de transformación metieron los K.



Real Academia Española:


Vecino: Que habita con otros en un mismo pueblo, barrio o casa, en habitación independiente / Que tiene casa y hogar en un pueblo, y contribuye a las cargas o repartimientos.


Ciudadano: Habitante de las ciudades antiguas o de Estados modernos como sujeto de derechos políticos y que interviene, ejercitándolos, en el gobierno del país.








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